viernes, 14 de febrero de 2014

¿De que va este blog?



En primer lugar, antes que nada, voy a hacer una breve descripción sobre quien soy y el motivo de este blog y del tema por el que me he decidido a escribir. 

Mi nombre es Carmen, soy estudiante del Doble Grado de Trabajo y Educación Social. Tan solo es mi primer año, por lo que mi camino en la universidad acaba de comenzar; pero desde el minuto uno que me di cuenta que quería dedicarme a esto, supe que en mi futuro quiero ser EDUCADORA DE CALLE. Estos trabajadores no trabajan solo con personas que pertenezcan a programas o intervenciones especificas, también actúan con jóvenes. El Educador trata de que las vivencias que acumula el joven puedan ser positivas y sirvan de bagaje para su futuro adulto. Y lo hace desde esos espacios significativos, los ámbitos, los tiempos y las actividades donde ellos están y hacen: rincones, calles, centros culturales, bares, asociaciones… Para que el joven se mantengan en una entorno educativo harán falta delegados educativos que acompañen, apoyen, sugieran, hagan de puente, etc. Si no se potencian este tipo de medidas de atención es fácil que muchos jóvenes tengan dificultades especiales en el proceso de incorporación social, con lo que el conflicto se agudizará todavía más.

La función del Educador será siempre la de incitar, apoyar el proceso de transición, socializar, contribuir a la adquisición de la autonomía, etc., sin necesidad de vigilar, proteger, disponer, tutelar… Sabe que «estar» entre los jóvenes ayudará a «hacer» comunidad.

Llegar hasta donde ellos están requerirá creatividad, innovaciones, habilidades y técnicas que faciliten ese acercamiento. Este Educador puede asumir otros papeles, revestirse de nuevos personajes y, sin olvidar su rol, conectar con los sujetos que serán objetivos primordiales de su acción. Introducirse en la «movida» juvenil y en los espacios jóvenes supone prepararse para la improvisación y abandonar un poco el dogmatismo que repite los mismos esquemas que llevan al fracaso.